Formada en la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago de Chile (FAE Usach), Tamara Agnic ha desarrollado una trayectoria que conjuga pensamiento crítico, sentido de propósito y un compromiso sostenido con la buena gobernanza. Su reciente incorporación al directorio de Codelco representa no solo un hito personal, sino también un reflejo del impacto que la formación pública y de excelencia continúa teniendo en la conducción estratégica del país.
Con más de dos décadas de experiencia en el sector público y privado, Agnic ha ocupado cargos clave en instituciones como la Superintendencia de Pensiones, la Unidad de Análisis Financiero y diversos directorios de empresas estratégicas. Su llegada a la mesa directiva de la principal empresa estatal ocurre en un momento crucial para la minería chilena, marcado por desafíos de productividad, innovación y legitimidad social. Desde esta nueva posición, aporta una mirada ética y plural, moldeada por sus años de formación en la FAE Usach, donde —como ella misma señala— aprendió que el conocimiento no puede estar divorciado del compromiso con lo colectivo.
En su paso por la universidad, Agnic se formó en un ambiente público, inclusivo y exigente, donde el pensamiento crítico y la responsabilidad social eran parte central del quehacer académico. "Lo que más valoro de mi formación es la brújula ética que me entregó", ha señalado, convencida de que liderar en una empresa estatal no se trata solo de generar rentabilidad, sino de hacerlo con integridad, construyendo legitimidad social y poniendo siempre al país por delante.
Su trayectoria es un ejemplo concreto de lo que significa “transformar con valor”, el lema que guía a la FAE Usach. Desde sus primeros pasos en la administración pública hasta su actual rol en el mundo corporativo, Agnic ha impulsado transformaciones con propósito, ancladas en principios éticos y orientadas a fortalecer la confianza ciudadana y la sostenibilidad de las instituciones. Reconoce en su formación herramientas decisivas para enfrentar los desafíos de la alta dirección, como la capacidad de análisis riguroso, la empatía estratégica y la anticipación de riesgos. Recuerda con especial cariño al profesor Carlos Gómez, cuya exigencia intelectual se complementaba con un estímulo constante al pensamiento propio: “Aprendí que los datos son fundamentales, pero también lo son el contexto, la intuición informada y la empatía”.
Su compromiso con el servicio público ha sido una constante. Desde espacios que resguardan el bienestar colectivo, como el sistema de pensiones o las entidades fiscalizadoras, ha trabajado por fortalecer la institucionalidad, la transparencia y los sistemas de control ético. Esta convicción, sostiene, tiene raíces profundas en su formación en la Usach, donde aprendió que la institucionalidad también debe ser capaz de transformarse para responder a nuevas realidades y demandas sociales.
Como referente para las nuevas generaciones de la FAE, Tamara Agnic no duda en compartir aprendizajes clave: mantener el propósito, cultivar el rigor académico junto con la integridad personal, desarrollar la capacidad de escucha y construir vínculos basados en la confianza. “El logro de una es el logro de todas”, afirma, convencida de que el liderazgo debe construirse desde la colaboración, la coherencia y el respeto.
En un entorno tradicionalmente masculino como el directorio de Codelco, Agnic espera contribuir a una gobernanza más inclusiva y diversa. No concibe la paridad como una meta simbólica, sino como una condición indispensable para mejorar la calidad de las decisiones estratégicas. Su visión de diversidad va más allá del género: incluye trayectorias distintas, sensibilidades sociales y miradas políticas diversas, factores que considera esenciales para una toma de decisiones robusta y responsable.
De cara al futuro, cree que los y las ingenieras comerciales formados en universidades públicas tienen un rol protagónico que cumplir en los grandes temas país: pensiones, transición energética, productividad y transparencia. Frente a un escenario global cada vez más complejo, insiste en la necesidad de liderazgos éticos, con sensibilidad social y visión estratégica. "Ya no basta con mirar los números", advierte. “Hoy se requiere comprender los contextos, anticipar los riesgos no financieros y recuperar la confianza pública con decisiones fundadas y responsables”.
Llevar el sello Usach al más alto nivel directivo de la mayor empresa del Estado es, para ella, un motivo de orgullo y también una gran responsabilidad. Lo asume como una oportunidad para demostrar que desde la educación pública se puede llegar lejos, con mérito, ética y compromiso. “Espero estar a la altura de esa representación, no solo por mí, sino por quienes vienen detrás”, afirma con emoción, reconociendo el apoyo de su familia como una fuerza esencial a lo largo del camino. “Los logros individuales rara vez lo son del todo: detrás siempre hay afectos, redes, confianza y amor”.